En Argentina son muchas las corporaciones e individuos que siguen sin tener en cuenta el impacto positivo o negativo que causan sus decisiones en la sociedad en su conjunto. En el caso de las empresas, esas decisiones pueden afectar a sus empleados, clientes, vecinos, proveedores e incluso a las futuras generaciones de nuestro país.
Sería injusto decir que no existe la responsabilidad social en Argentina porque ya son muchas las empresas que tomaron conciencia de cuánto afectan sus medidas a los demás y tomaron providencias para que el efecto sea positivo en vez de negativo. La empresa Procter & Gamble es un claro ejemplo de una corporación con responsabilidad social. Estas son algunas de las medidas que ponen en práctica en su día a día:
· Racionalizan el uso del agua: todos los baños de sus oficinas utilizan canillas automáticas que evitan su desperdicio. Además aprovechan el agua de lluvia para regar el parque.
· Instalaron paneles solares: esto permitió reducir las emisiones de dióxido de carbono al ambiente.
· Reducen la cantidad de plástico utilizado: reemplazaron los vasos plásticos por tazas. Al ser estas lavables, pueden ser reutilizadas.
· Clasifican la basura: Separan diariamente los residuos (latas, cartones, vidrios) y se los entregan a empresas de reciclados.
· Compran responsablemente: Sus muebles están confeccionados con materiales 100% reciclados, elaborados con residuos plásticos que imitan la madera.
Procter y Gamble fabrica muchos de los productos que utilizamos frecuentemente.
Link a la noticia: http://management.iprofesional.com/notas/121090-Reconocen-a-las-oficinas-de-Procter--Gamble-Argentina-por-su-sustentabilidad
Así como hay entidades comprometidas socialmente, también hay evidencias de familias o individuos que priorizan su bienestar personal y no tienen en cuenta el efecto que provocan sus acciones en el entorno que viven. Esto se hace visible cuando caminamos por las calles de nuestra ciudad y observamos mascotas (especialmente perros) sin dueños, que viven sin hogar porque nacieron allí, o peor aún, porque fueron abandonados. Se hace referencia a la anteposición del interés individual sobre el social, ya que es más fácil deshacerse de un animal, arrojándolo en la vía pública, en vez de hacerse cargo de él. Es por esto que se habla de una irresponsabilidad social individual.
Un diario correntino, llamado Momarandu, avala el aumento del número de perros abandonados: http://www.momarandu.com/amanoticias.php?a=7&b=0&c=114443
En conclusión, consideramos que no es tan elevada la irresponsabilidad social en
Por otro lado, hay muchas personas que no son consientes de sus actos y perjudican al resto de la sociedad, aunque se debe admitir que el país está progresando y cada vez son menos aquellos individuos o compañías que “miran su propio ombligo”.